─ Tengo algo de sueño, anoche no dormí bien, en conclusión, no me dejaste dormir ─soltó Ambrose a mi lado. Íbamos de camino a la cabaña después de cenar en ese hermoso restaurante.
─ ¿No te dejé dormir?
─ No, prácticamente estabas abusando de mí, pero como yo soy un buen novio tenía que complacerte.
Solté una carcajada y asentí ─ Sí claro.
Llegamos a la cabaña y Ambrose se deshizo de su camisa acostándose sobre la cama, caminé hasta él y tomé lugar sobre su pecho, llevó una de sus manos a su nuca y miró a mis ojos.
─ Todavía estoy pensando en que vas a regalarme para mi cumpleaños ─soltó.
─ ¿Quieres algún regalo en especial? ─pregunté.
─ Déjame pensarlo ─llevó sus dedos a su barbil