Llegamos a la casa e inmediatamente subí las escaleras hasta la habitación ya no aguantaba los zapatos. Definitivamente ser una dama y estar en tacones no era para mí.
Al entrar a la habitación fui directamente al baño despojándome del vestido y los zapatos, me di una ducha recogiendo mi cabello en una enorme dona. Cuando salí limpié mi rostro retirando el maquillaje y cepillé mis dientes, me quedé unos cinco minutos frente al espejo apreciando mi rostro.
Cuando salí me llevé una sorpresa al tener a Inferno sentado en la cama, dirigió su mirada a mí ya que me encontraba en toalla. Me aferré a la toalla como si ella fuera parte de mi vida.
Fui hasta el clóset sacando un pijama que consistía en unas bragas, un enorme suéter y un pantalón largo, caminé hasta el baño y me vestí. Cuand