Viajaron tomados de la mano hasta la playa y le dedicó su canción favorita desde que la vio por primera vez: Por esta noche. Ella sonrió a más no poder mientras disfrutaba de aquel gesto romántico.
—¡Axxel Darwin Wilson, no pienso subirme en esa cosa!
—¡Eh! ¿Eso me gano por sacarte a pasear? —Se quejó, fingiendo que estaba enojado por haber dicho su segundo nombre, ese que tanto odiaba.
—Le tengo pánico, terror a la profundidad, Axxel. No iré y punto.
Pero no fue un punto y final sino un punto y coma porque logró convencerla de que subiese a la moto de agua.
La pequeña rubia gritó como una desquiciada a medida que se alejaban de la costa y se sujetó con fuerza del torso de su novio, imitando a un pulpo adherido a su presa.
Cuando estuvieron lejos, él viró la moto de tal forma que cayeron al agu