7 años después
—Papi, léeme el cuento de la princesa dorada. —pide mi pequeña princesa, mirándome dulcemente con sus lindos ojos cafés.
—Sí, princesita.
Tomo un libro de la estantería y me siento al lado de la cama de Maggy, mi pequeña nena de cinco años.
—Había una vez un príncipe valiente y encantador, de nombre Sir Darwin, que subió a su corcel para buscar en los confines del reino a su amor perdido, una hermosa princesa de cabello dorado y ojos grises que le fue arrebatada por un temible dragón.
»Atravesó el espeso bosque oscuro, un terrible lugar del que muchos no lograban salir con vida, y siguió su travesía más allá del enorme río que dividía su reino en dos enormes llanuras. Viajó durante un tiempo, soportando el intenso f