Capítulo 24

Lo siento Liliam, sé que te prometí que volvería, pero hay que ver que tu padre no me la está dejando tan fácil que digamos. Y yo no soy una santa paloma que se deja mangonear y menos quedarse con las tapas cerradas. ¡Si dan, yo doy! 

—Hay alguna razón por la cual no dejaste que ¡mi hija! Saliera de la cueva en la que está —da un paso hacia delante, eliminando el espacio entre ambos.

—Ella quería esperar, pero como tú eres tan desesperado —baje mis brazos, con el fin de ponerme en posición—. Tu hija y yo…

No termine la frase hasta sentir un puño directo a mi mejilla, mi cuerpo se balancea sintiendo un tremendo nocaut. Reprimo un gemido de dolor, y en un santiamén me abalanzo encim

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