Alexander movía su mano derecha sin descanso sobre la superficie de su Tek RMD. Iba y venía por toda la habitación, sin perder de vista la pantalla en la que su hermana y la mujer que creyó nunca volver a ver hablaban sin cesar.
Sabía bien que todos estaban nerviosos y que él no ayudaba para que el ambiente mejorara, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Se había sentido en tensión durante horas y la discusión que acababa de sostener con su padre y su hermano no se lo ponían más fácil.
—¿De verdad te sientes mejor? —preguntó Casandra, que no terminaba de decidir si acercarse a Vania era del todo seguro.
—Solo tengo un poco de náuseas y leves punzadas en la cabeza.
—El médico dijo que es normal. Vania…
Alexander miró con irritación los documentos que su hermana menor agitaba sobre su regazo y reorganizaba sin cesar, porque no estaba de acuerdo en hacerlo de esa manera. Sin embargo, Casandra era tan testaruda e irreverente que se coló en la habitación a pesar de sus advertencias y, era e