Alexander.
Mientras yo plano todo para ir a buscar a Daría, Ares se mantenía en silencio, así ha estado desde que se enteró de toda la verdad.
Puedo sentir su dolor, he tratado de hacerle saber que no está solo, que debe dejar todo en el pasado y recompensar a nuestra compañera en esta vida.
Sin embargo, su silencio se mantiene y eso me preocupa, pues no da señal de vida. Lo único que me hace saber que sigue ahí, es poder sentir su sufrimiento.
—¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —pregunta mi madre.
—Totalmente, no puedo dejar pasar un día más sin estar al lado de Daria y hacerle saber cuánto la deseo como mi compañera— le contesté.
—Espero que todo salga como lo planeas —agregó mi padre.
—Gracias— les dije a los dos.
Pues de terminar de empacar lo necesario en una pequeña mochila, salí de mi habitación, pero al llegar a la entrada me topé con Alina y su compañero. Ellos me miraban con disgusto, podía entenderlos, pues mi actuar no fue adecuado.
—Veo que es cierto lo que escuché—dij