Cuando la secretaria salió recogió la correspondencia y la llevó a la oficina, Elías examinaba unos papeles mientras la secretaria le dejaba en el escritorio las cartas, revistas y sobres para después salir a seguir con su trabajo.
Salvador entró. “Hola amigo, ¿Vamos a comer juntos?”.
Elías sólo levantó la cabeza negando.
Salvador no contentó. “Oye enterrarte en el trabajo no te va a ayudar, ya verás que Dania aparecerá”.
El fisgoneaba en la correspondencia mientras hablaba, observaba el correo y revistas para hojearlas, encontró el sobre que se veía sospechoso y lo tomó.
Sentándose erguido en el sillón examinaba el sobre, solo tenía el nombre de Elías, no llevaba dirección de donde lo mandaban, lo abrió y encontró