En el departamento de Lázaro Teresa limpiaba la sala y terminaba de cocinar para Lázaro.
Con un fuerte dolor en la cabeza Lázaro se sentó en el sofá. “¿Por qué estás aquí otra vez Teresa?”.
“Volviste a emborracharte, no podía dejarte así, eres el padre de mi hijo y eres mi amigo, tengo que apoyarte”.
Teresa le sirvió un plato de sopa caliente y se sentó a su lado.
“Lázaro, debes terminar con esto, solo te estas haciendo daño, Amelia no va a volver a ti”.
“Yo sé lo que hago Teresa, no te involucres”.
“Lázaro me interesa, sabes que ya no hay dinero, mientras tú la buscas a diario yo tengo que luchar por encontrar trabajo para nosotros”.