CAPITULO 15 ES LINDA

“Me gustaría conocer a tu madre, podríamos tomar una taza de café, son bienvenidos a nuestra casa”. La señora queria seguir conociendo a la chica.

“Se lo diré a mi madre, Sra. Alma”.

Después de terminar el evento, en el transcurso del viaje la señora Alma hablaba con su esposo de lo linda que era Dalia y que al parecer llamó la atención de su hijo. Ya estaba maquinando el plan para que se conocieran mejor y se casaran. Le gustaba para nuera.

Al llegar a la Casa de los Valle, Elías, también llegó por su cuenta, cuando empezó a subir las escaleras su madre lo llamó.

“Elías ¿Qué te pareció la señorita Dalia?”.

Elías se detuvo girándose para mirar a su madre por un momento y contestó. “Es linda”.

Los ojos de su madre brillaron. “¿Te parece si la invitamos a comer a ella y su familia?”.

Elías aceptó. “Ok, avísame cuando será estaré aquí temprano”. Y subió las escaleras.

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Una semana después Dalia y su familia fueron invitadas a cenar a la casa de los Valle, Teresa estaba emocionada de que les gustara Dalia para su hijo, ya se imaginaba las ventajas y el dinero que ganaría solo por estar emparentados de una familia de alto nivel en el mundo del espectáculo.

Durante la cena no dudó en mencionar a Dalia como un premio que los Valle se podrían llevar, Dalia y Lázaro aguantaron una cena incómoda, mientras Anna ya imaginaba la boda en su mente. Elías solo observaba a Dalia, que era muy diferente a la chica que conoció en el evento, la que tenía enfrente era reservada, callada y nerviosa. Al terminar la cena los Rodarte se retiraron concediendo una segunda cena próximamente.

Cuando iban en el auto, Teresa manejaba y seguía tratando de convencer a Dalia de lo afortunada que era que los Valle se interesaran en ella.

Ya cansado y apretando sus sienes Lázaro le dijo. “Teresa, ¿No crees que estás demasiado apurada por casar a Dalia?, apenas  y se conocen, además Dalia todavía es joven”.

“Lázaro. Dalia nunca encontrara otra oportunidad como esta, ella es demasiado tímida como para encontrar un novio o un esposo”. Decía Teresa mirándola de reojo por el espejo retrovisor.

Dalia por su parte miraba por la ventana la ciudad y en ocasiones veía el espejo retrovisor, conocía a Teresa, ya tenía un plan maquiavélico y eso la incluía, pero recordaba a Elías era muy guapo, tranquilo y amable.

Estaba agradecida en el fondo de su corazón que no dijo nada de lo que pasó en el evento, en la cena cada vez que se encontraban sus ojos, él, le regalaba una pequeña sonrisa traviesa, ella no hacía más que sonrojarse y agacharse para seguir comiendo.

En la casa de los Valle cuando despidieron a la Familia Rodarte.

La señora Alma le preguntó a Elías. “Hijo, sé que es muy pronto para que decidas casarte, el amor puede llegar con el tiempo y recuerda el testamento de tu abuelo. Si te casas accederías a las acciones que te dejó, podrías ser el nuevo presidente en la empresa, tu padre ya es viejo y está cansado, hemos deseado tanto ir a un viaje largo. Dalia es una buena chica y…”

Elías percibía la idea de su madre mientras la miraba, todo lo que decía sobre las acciones y que su padre deseaba descansar era cierto, pero casarse…

Podría ser buena idea...haría un trato con Dalia, en la cena se dio cuenta que ella no llevaba una buena relación con su madre, él la ayudaría a salir, para que fuera libre… pero ¿Dalia aceptaría?

“Mamá, llamaré a Dalia y la invitaré a comer, me gustaría conocerla más”.

Su madre con sus ojos bien abiertos incrédula de lo que decía Elías exclamó. “¡Claro hijo! es bueno que se conozcan más, espero que se lleven bien”.

Al día siguiente Elías citó a Dalia en un café, esta cafetería era muy popular en ese tiempo, la decoración era estilo tradicional de México, servían desde café de olla, express, Moka, etc. Hasta diferentes tipos de chocolate caliente tradicional.

Sentados en una mesa cerca de la ventana Elías y Dalia conversaban sobre a lo que se dedicaban, las preguntas que hacía él eran amistosas, pero Dalia contestaba con *si*, *no*. 

Elías se estaba impacientando un poco, hasta que decidió preguntarle.

“Dalia, le gustas mucho a mi madre… ella tiene la vaga idea de que serias una buena nuera… ¿Tú qué piensas?”.

“Yo… no…” Ella bajó la mirada muy nerviosa.

“Tranquila, solo preguntaba…Tú … ¿Tienes novio?”.

Dalia negó con la cabeza.

“Mira, por lo que he visto no llevas una buena relación con tu madre, debe ser difícil vivir con ella…”

Dalia solo lo observaba no sabía qué contestar ya que era cierto lo que dijo, el único motivo porque seguía en esa casa era su padre.

“Mi madre quiere que conozca una mujer y me case, la verdad yo no quiero nada de eso, me gusta mi trabajo y no tengo tiempo para los romances, si tu estas dispuesta a casarte conmigo, llevaríamos una vida tranquila, yo te proveería de todo lo que necesites, sé que tu padre está pasando por un momento de dificultad, podría ayudarte con eso, ¿Qué te parece?”.

Dalia lo observaba pensativamente…

Él siguió hablando. "No tienes que contestarme hoy, ¿Te parece si nos vemos en una semana aquí mismo?, así podrás pensarlo bien, cualquier cosa que necesites puedes llamarme".

Cuando ella regresó a casa seguía pensando en la propuesta.

“Llegaste, ¿Cómo te fue con Elías?”. Preguntó Teresa.

“Fue muy amable conmigo”. Dalia agachó la cabeza.

 “Le gustas niña, debes aprovechar, no puedo mantenerte toda la vida, te das cuenta, los años que tienes y ningún pretendiente, eres tan… tan… Tú…” Exponía mientras dibujaba círculos alrededor de la silueta de Dalia.

Teresa siguió menospreciandola.  “La verdad ni creo que vayas a tener otro pretendiente como este, así que si está dispuesto a casarse contigo, es mejor que lo aceptes, ¿Entendiste?”.

Dalia asintió bajando su cabeza con tristeza.

“¡Ah!, por cierto, no quiero que tu padre se entere de esta conversación, lo mejor que puedes hacer es casarte para que te vayas, ya no serías una carga para esta casa”. Y así Teresa se retiró a su habitación.

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