AMELIE.
–¡No! – grite con fuerza mientras lanzaba uno de los muebles contra la pared.
Me lleve las manos a la cabeza, tirando mi cabello desde la raíz.
Quema. Rompe. Destruye. Mata.
No paraba de escuchar eso, una y otra vez en mi mente.
–¡Sal de mi cabeza!, ¡Salgan! –
Volví a gritar, dejando que mi magia lanzara cosas a diestra y siniestra.
Lograba recordar cada cosa que hice en Silverstone, como les cause dolor a mis amigos y compañeros, como lastime a mi familia, com