Caminé junto a Oliver hacia mi habitación, ya había cenado, el mismo me había preparado un emparedado de tortilla con bacon y mahonesa, con un zumo de zanahoria. Tenía entrelazada mi mano a la suya, caminábamos con sigilo, y no se detuvo hasta llegar a mi habitación.
- Me quedaré hasta que te duermas – aseguró, para luego caminar hasta el armario y coger uno de mis camisones, cediéndomelo para que me lo pusiese y durmiese más cómoda.
- Creo que he olvidado como murieron mis padres – alegué, tras coger el camisón, haciendo que él dejase de prestar atención a ello, y volviese la vista hacia mí – ya ni siquiera recuerdo como era mi relación con ellos…
- Tuvieron un accidente de coche – insistió, como si esa versión fuese la única real, cuando yo misma sabía que eso no era cierto.
- Sé que eso no es cierto – reconocí, o