CAPÍTULO 4

ANNA

Llevo una semana aquí.

Aún no me acostumbro y lo único que quiero es largarme pero no puedo.

En todo este tiempo no me he topado con el alpha o la Luna, mi incomodidad se ha ido disipando y ahora me siento más a gusto.

Millie y Tara han estado conmigo haciéndome compañía y de vez en cuando me ayudan a limpiar la biblioteca que orgullosamente ya estoy por la mitad, ambas mujeres dicen que prácticamente los reyes, por así decirlo, le prohibieron hablar conmigo y ahora tienen que esconderse para hacer de mi compañía en una biblioteca que más parece uno de esos lugares de miedo, de las películas de terror.

No voy a negar que me he echado unas leídas y he encontrado cosas interesantes en algunos libros. Tara me dijo que todo eso es prácticamente una reseña de los Alphas anteriores, incluso antes de la devastación.

Yo estoy super interesada en una historia en particular, no dice la fecha o el nombre exacto, solo la historia de un Alpha rey con una humana, ahora mismo está en donde la humana lo odia por secuestraron y él para enfadarla se vive haciendo cosas que no le gustan a ella, solo porque le gusta como se ve enojada.

No sé bien cómo tomar toda esa parte pero hasta a mí me hacen gracia algunos berrinches de ella. Quien sea que lo haya escrito es super divertido.

Quizá fue la misma humana, o el Alpha.

Salgo a tomar mi merienda al jardín, hoy el día es bastante cálido y me encanta porque es una excusa para salir y que me de un poco de sol. Dentro de la biblioteca no hay aire acondicionado y es el mismo infierno.

No hay nadie, excepto el jardinero que está haciendo su trabajo con las flores.

Termino mi comida, Tara no ha dejado que me salte una sola comida, y camino hacia el chico que ha estado totalmente concentrado en su trabajo.

—Hola —Me acerco.

Él me sonríe un poco levantando el sombrero que lo cubre.

Sus ojos negros me inspeccionan antes de levantarse y quitarse los guantes llenos de tierra.

—Buenas tardes, señorita —asiente aun con una pequeña sonrisa.

—Soy Anni, dime Anni —pido avergonzada.

—Claro, soy Harden —me extiende su mano. —El jardinero.

—Pues yo soy la que por el momento limpia la biblioteca —me encojo de hombros—. Oye me ha llamado la atención lo que le hacías a las flores ¿Qué es? —inquiero, se veía demasiado interesante.

—Ah, solo estaba alejando a las otras flores, las quiero trasplantar es hora de que se muden.

—¿Aquí no están bien ?

Se vuelve a poner los guantes y se agacha intentando ocultar la sonrisa que ya ví.

—Las raíces de las rosas —sigue con su trabajo— no pueden enredarse con las de otras —explica— no carecerían mucho y sería un problema. Aún no tienen el tamaño ideal.

Asiento.

—¿Puedo ayudarte?

Él enarca una ceja.

—¿Quieres ensuciarte? —mira mis manos.

Están limpias .

—Harden—pronuncio despacio— me ofende muchísimo lo que insinuas—declaro —. Yo soy una chica multifacética, me gusta hacer de todo y ensuciarse un poco no me molesta—explico.

Él me muestra una sonrisa bastante hermosa que me hace derretir, es una sonrisa rebosante de ternura.

—Bien —se levanta y me guía a una mesa llena de macetitas — Quizá puedas empezar por esto.

Está por tocar mi mano para guiarme a trasplantar las otras plantitas, pero ambos nos sobresaltamos ante el rugido que se escucha detrás de nosotros.

—¿No te pago lo suficiente para que hagas tu trabajo? —Gruñe apartándome con fuerza de su lado.

Abro la boca cuando fija su vista en Harden.

—Alpha, fui yo …

—¡Silencio! —gruñe. — Tú cabeza rodará la próxima vez que vea a alguien haciendo tu trabajo —amenaza.

Ni siquiera deja que ambos procesemos la información que ya me están arrastrando dentro de la casa. Solo soy consciente cuando estamos en la cocina y me suelta.

—Pero Alpha…

—¿Qué te dije sobre replicar? —me calla —No te quiero cerca de ese tipo. —prohíbe rebosante de ira.

Camina de un lado a otro totalmente tenso y furioso. Parece a punto de echar humo por las orejas y nariz.

—Es más, no vuelvas a salir de aquí—sigue hablando—, menos sin mi permiso. O mejor, sin…

—¿Pero se está escuchando? —no puedo evitar interrumpir, igual molesta. Ahora — Me ha prohibido salir de la mansión y me he alejado de mi vida, de mis amigos y ahora quiere que ni el sol me dé.

—Annalise —sisea.

Ignoro el hecho de que haya dicho mi nombre y que provocara que mi pulso se acelere.

—¿Qué más quiere de mí? —no lo dejo hablar — ¿Acaso no se da cuenta de que ese hombre podría ser mi mate? ¡Acaba de arruinar mi…

—¡No! —grita, no me inmuto y lo desafío con la mirada —No vuelvas a decir eso.

—¿Por qué? Usted no tiene derecho a intervenir en mi vida, yo solo soy una súbdita.

—Annalise Rockford —se enoja más.

Pero ya ni me importa.

—¿Sabe qué? Váyase al infierno —bramo alejándome con rabia.

Me encierro en la biblioteca y cuando ya me he calmado me doy cuenta de lo que acabo de hacer.

Le grité al Alpha

—Y lo mandé al infierno—digo en voz alta.

DUNCAN

La m*****a tensión no se va.

Me he encerrado en el despacho tratando de calmar mi pulso y el enojo que mi cuerpo adquirió luego del incidente en el jardín.

Vuelvo a sacudir mi cabeza, por quinta vez, no puedo dejar de verla cerca del malnacido aprovechado.

—Debimos matarlo —murmura Sareth aburrido.

—Claro, en frente de tu protegida—ruedo los ojos.

—No te hagas —gruñe —. ¿Por qué no simplemente haces lo que está decretado por la diosa? —riñe.

—¿Quieres verla morir? —calla— Eso es lo que crei.

—En algún momento lo descubrirá y nos odiará .

—Prefiero que me odie a que muera .

—Ni siquiera sabes si volverá a pasar.

—No quiero arriesgarme, gracias —corto la conexión sintiéndome más tenso que antes.

El toque de Tara en la puerta me hace espabilar.

—Ya ceno Duncan. —dice mirándome atenta.

—¿Ya no está pálida? ¿Notaste algo rara? Yo la veo un poco flaca pero creo…

—Ella está bien —me corta con una pequeña sonrisa en el rostro—. Aunque la noté un poco tensa, parecía temerosa.

Frunzo el ceño.

—¿Temerosa? ¿De qué?

—De que mates a Harden —suelta volviendo mi enojo en un remolino incontrolable.

No digo nada y ella sale.

Claro, se preocupa por la basura esa.

—No tienes nada que replicar —aparece y desaparece en menos de nada en mi mente.

Lobo loco.

Y más loco me voy a poner yo como la vea cerca del aprovechado ese.

M*****a sea el jardinerito de cuarta.

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