Dos parejas. Dos amores
Después que el hombre dejara los potes a los pies de la señorita Reynolds, se alejó y ésta no podía encontrar las palabras. Se le notaba muy nerviosa mirando para todos lados.
-Raúl, ¿Por qué dejas eso allí si sabes que ese va para el depósito – Dijo indignada la señorita Reynolds –
-Lo siento, señorita Reynolds pero usted misma tendrá que ir y colocarlo en su lugar – Dijo Raúl –
-¡Sí serás igualado! ¡Ya mismo voy a hablar con el director para que te despidan! – Dijo la señorita Reynolds –
-Antes de ir a contar otro chisme en la dirección, señorita Reynolds, quisiera que le diera un vistazo a éste documento – Dijo el señor Duncan entregándole un sobre a la señorita Reynolds –
-¿Qué es esto? – Preguntó la señorita Reynolds –
-Ábralo – Dijo el señor Duncan y ella lo hizo para leer por unos minutos hasta que sus ojos se abrieron muy grandes –
-¿Qué? ¿Demandada? ¿Por qué? – Preguntó la señorita Reynolds en tono alto –
-Está siendo demandada por haber dañado los disfraces que hizo mi espo