Una novata desconocida

Tic, tac, tic, tac, así sonaba mi cerebro en este momento, como el maldito sonido de un reloj y lo más curioso es que no tengo ni uno, pero así mismo sonaba mi cabeza, no podía creerlo, Anya no llegaba y yo tenía que escapar, más cuando se trataba de mis padres que no paraban de hablar del increíble prometido y el hecho de que él ganaría aquella competencia y qué haba indicado que el dinero ganado lo entregaría a la caridad, por poco me da un paro cardiaco, que me perdone ese dios de este mundo, pero le prometo que le devolveré el dinero cuando sea rica y poderosa, por lo menos eso creo, no es una promesa en sí, pero yo necesito ese oro, necesito ese dinero, por lo que cuando le gane yo invertiré aquello en quitarle el futuro al protagonista, ya que después de todo yo lo necesito más que él, cuando conozca a la protagonista yo estaré lejos y los dejaré vivir su romance sin ningún problema, mientras yo con todo el dinero que ganaré me daré una gran vida, tal vez si tengo suerte conozca el príncipe del país y me case, sería genial.

Pero entonces salí de mis pensamientos cuando observe a Anya haciendo una pequeña seña todo estaba listo, me alegra saber que a pesar de no estar del todo de acuerdo con esta locura ella parece dispuesta a hacer todo lo que le dijera, por lo que sonreí con mucha picardía y le hice un gesto para que lo hiciera, he hizo un gesto lleno de amargura y sin más asintió a unos de los sirvientes que estaba a su lado, quien mientras todos parecían concentrados en sus problemas soltó una enorme rata, algo que hizo que todos en el lugar gritaran mientras yo hice la mayor actuación de mi vida digna de un Óscar, escucharon eso academias, soy una buena actriz denme mi premio. 

—Ah… Una rata… Una rata…—Grite tan fuerte que me dolió la garganta, y mis padres me observaron llenos de pavor, mientras que el pobre animal corrió de un lado a otro entre los pies de los presentes, y las mujeres no dejaban de gritar, mientras los hombres parecían querer pisarlo, pobre animal espero que no mueras amigo, si lo logras te daré un trozo de queso, esperas los ratones no comen queso de hecho eso les afecta fuertemente, eso es lo malo de guiarnos por caricaturas. 

Pero ahora no era el momento de pensar en cosas sin importancia, tenía mucho que hacer, por lo que solo corrí lejos de las gradas, y muchos también hicieron lo mismo y mientras yo corría hacia quien me esperaba a un lado de las gradas yo sonreí con mucha dicha, pues el plan había sido todo un éxito, tanto así que cuando llegue con ella y vi una pequeña sonrisa, supe que se había divertido mucho al ver aquella escena de ricachones asustados por un ratón, sin duda perduraría por toda la eternidad en nuestras memorias, y ella no se imaginaba todos aquellos planes que tenía en mente en el futuro, en los que si no reía, seguramente lloraría del desespero. 

—Señorita, todo está listo, sígame por favor… El caballo que pidió extrañamente estaba disponible, nadie deseaba tomarlo, por lo que no fue un problema conseguirlo—Eso ya lo sabía, según la historia el bastardo de Loan lo había tomado, ya que el suyo, su gran caballo se había enfermado de un momento a otro y al no tener nada más que hacer fue a las caballerizas y con todos los caballos tomados, él no tuvo otra opción que tomar precisamente a este.

—Hola Trueno ¿estás listo para que ganemos?—Trueno era un cabello fuerte y lleno de mucha determinación, el digno caballo de todo buen jinete, pero él tenía un problema y ese era que no le servía a muchos, solía ser bastante impredecible y lleno de muchas falencias por lo que ningún caballero ni hombre noble lo tomaba de hecho había sido traído aquí con la única intensión de darle una última oportunidad, pues sería sacrificado, el único que lo pudo montar en aquel entonces fue el Duque, pero esta vez seré yo.

—Señorita, no creo que le vaya muy bien con este animal, me han dicho cuando vinimos por el que era peligroso y que podía hacer caer a su jinete, ¿está segura que desea utilizarlo? Me temo que pueda ser peligroso…—Entendía el miedo de Anya, por esa razón saque una manzana de mi bolsillo y se la entregue, en lo que Trueno más que dichoso la recibió y pareció terriblemente complacido con ello.

—Lo sé, pero Trueno es buen chico y no me hará ningún daño ¿Cierto? ¿Cierto?—Escuche una exclamación llena de desespero y cansancio de Anya, en la que decía “no es un perro por el dios del sol” pero yo solo la ignore y le di otra manzana, Trueno era muy fácil de ganar con comida, al igual que Darvin, eso mismo hizo el Duque con los dos animales y solían llamarlo el encantador de bestias, qué estupidez, solo alimenta a un animal hambriento por dios santo, qué tontos!, tenía que ser la historia de un escritor mediocre para poner semejantes pruebas tan estúpidas. 

Por esa razón solo coloque mi máscara y ya con la ropa adecuada recogí mi caballo totalmente determinada y observe a Anya, quien me dio una expresión compleja, pues ella aún tenía miedo que todo se saliera de control, pero yo tenía en este instante dos opciones y todas eran ganar, ganar, la primera era ganar aquel premio, con el dinero poder comprar la tienda, pues las tierras del Marques ya estaba en mi poder, además que Anya ya había iniciado la gestión para poder tener una reunión con el gremio, pero si me llegan a descubrir, si llegan a notar que efectivamente soy yo quien ha comprado todo, yo haré que todos crean que fue el Duque quien me apoyo en esto o tal vez lo deje como aquel egoísta que no puede siquiera hacerse cargo de los deseos de su prometida y por esa debo conseguir mucho dinero, esa era mi segunda opción. 

Todas me daban una posibilidad de poder ganar, así que no me acomplejaba, tanto así que sonreí llena de satisfacción, ahí fue cuando observe que todos los competidores eran llamados a la línea de meta, la competencia consistía en dos puntos, primero era velocidad y segunda era superación de obstáculo, todos los competidores debían pasar una serie de obstáculos y el primero en ir y volver ganaría, no era tan complicada, por lo menos para mí, pues cuando era una niña mi padre me regalo un caballo, este lo había hecho con la única intensión de enseñarme a montar, pero como era de esperar jamás me llevo una sola vez, algo que había lastimado mucho a mi madre y a mí, pero yo tenía la loca idea que la del problema era yo, por lo que decidí tonar clases de equitación y gane muchas competencias, incluso sugirieron ser profesional, pero mi padre al escuchar que llamaban una estrella local y que en sus negocios era más aclamada que su amante en las reuniones, él fue a la caballeriza y asesino a mi yegua, allí fue cuando acabo mis sueños, mis deseos de ser una campeona olímpica, simplemente no quise volver más allí y mi odio por mi padre aumento de una manera inimaginable. 

—Señorita…. Aún está a tiempo de arrepentirse…—Anya me saco de mis pensamientos, en lo que yo solo sonreí y le di algunos golpes en el hombro antes de subir al cabello y sonreír con picardía, mientras Trueno se había quedado particularmente quieto esperando mi orden, lo sabía era fácil de dominar y esta no es mi primera vez en un caballo por lo que sabía si algo iría mal desde el inicio. 

—No te preocupes Anya, cuando gané el premio debe sir por él, con ello conseguiremos la pequeña tienda, pues vamos a ser ricas…—Sonríe, aunque ella no podía verlo, pero igual supe que ella había comprendido, pues asintió con una gran sonrisa y apretó sus manos en su pecho mientras hablaba con mucho miedo.

—Suerte mi señorita, sé qué lo hará muy bien, yo confió en usted…—Le di un último saludo con la mano y sin más salí de las caballerizas, en lo que pude observar que efectivamente habían cinco personas, muchos se habían retirado en cuanto observaron la práctica del Duque, tal cual había sucedido en la historia, pero no me importo, yo sabía que podía ganar, pues había visto algunas falencias en el recorrido, ya que él, al ser un guerrero podía ser algo torpe en algunos saltos.

—Competidores a la línea de salida…—Todos nos posicionamos en la línea de salida, pero no había visto al Duque Vincent, no comprendía por qué no había llegado a tiempo, pero entonces baje mi cabeza y por poco reí a carcajadas, yo tenía su cabello, yo había tomado el único caballo que él utilizaría, pues su cabello enfermaba después de aquel entrenamiento, bueno parece que será un más fácil, ganaré sin siquiera haberlo tenido en cuanta o tal vez ¿sí?

Pero entonces de la nada él se posicionó a mi lado, tenía un caballo blanco, este no sabía de donde lo había sacado, pero el Duque parecia un poco agotado, tal vez tuvo que ir por él hasta muy lejos, de solo imaginármelo conseguir algo así por no perder su honor, me causa mucha gracia, pero entonces su mirada se fue hacia mí, él solo me observo con su ceño fruncido y un gran temor de ser reconocida me albergo, no este no me reconocería nunca, el Duque jamás había visto mucho a Elizabet, siempre la ignoraba y solía hacer cualquier cosa con tal de estar lejos de ella, no creo que pueda reconocerme, por lo que me removí un poco nerviosa en el asiento, esperando que el malnacido hombre indicara que podíamos partir de una buena vez, pues este hombre no me quitaba la mirada de encima. 

—Eli …—Fuera…—De inmediato di rienda suelta a Trueno y este inicio con la velocidad perfecta, en la que pude notar que el Duque iba muy a mi par, mientras los otros competidores habían sido dejados en el olvido, tal cual como había llegado a ser en la historia, el Duque había dejado a todos casi en la línea de metas, mientras lograba ganar sin ningún problema Trueno, aquel caballo que el Duque acogería como suyo después de ganar la competencia, pero ahora era mío.

Además, ahora no es el quién lidera la competencia, soy yo, por unos milímetros, pero soy yo, pero sé muy bien donde le llevaré la ventaja, en lo que justo cuando vi el obstáculo frente a mí brincamos en el momento adecuado, junto con el segundo y tercero y logre hacer un perfecto salto y equilibrio logrando junto con todos incluso la parte en la que el Duque se quedó un poco y allí pude avanzar lo suficiente, pues aquella era una trampa de arena, una que era curioso, pero sabía manejar perfectamente debido a que en las competencias solían ponerlas muy bien para los profesionales. 

Por lo que regrese sin más, mientras el Duque estaba un poco trabado en la trampa de arena, tanto fue así que cuando pase por su lado y su mirad se fue directo a mí, yo sonreí con diversión y solo continúe mi camino como si nada, sabiendo perfectamente que el Duque no me había reconocido, y no sabía para nada que se trataba de mí, pues estoy segura de que la Elizabeth original no tenía idea de siquiera montarse a un caballo, y de hacer todo lo que yo sabía hecho de cómo manejar a la perfección a una bestia como esta, tanto así que cuando llegue a la meta final y fui la primera en pasar, me percate que todos en el lugar habían gritado de emoción, mientras otros me maldecían, pues seguramente todo lo habían apostado al Duque, que llegó en segundo lugar, mientras yo una novata desconocida había ganado aquella competencia que el Duque siempre ganaba cada año, por lo tanto, sabían que esto era no solo un golpe para su ego, también era la clara muestra de que estaba dispuesta a todo con tal de poder tener mi libertad y la vida que él me quitara al final de esta patética novela. 

—Felicidades al primer lugar, la verdad me sorprendió el hecho de que pudo esquivar la trampa de arena en solo segundos, no es tan fácil como muchos creen, por lo que es un verdadero placer haber perdido contra un buen contrincante…—El Duque me extendió su mano y yo solo baje mi cabeza con disimulo como quien hacia una reverencia y di un paso atrás, más cuando escuche las siguientes palabras —¿Puedo saber le nombre de mi vencedor? Me gustaría tener clases de equitación de usted si lo permite, ya que parece un jinete más que calificado—Madre mía y ahora ¿Qué hago?

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