Capítulo 7
Fidel lucía herido.

Tomé la mano de Mariana: —Vámonos.

Hay un dicho que dice que es mejor criar que dar a luz. Aunque yo tuve un bebé muerto, al menos fue un parto natural, pero Mariana tuvo que someterse a un aborto y necesitaba recuperar sus fuerzas. Si seguía alterándose así, podría enfermarse gravemente. Si a nadie le importaba, a mí sí.

Pero inesperadamente, Carlos me agarró la muñeca: —¡No puedes irte! Aunque el bebé se perdió por el incendio, ¡eres responsable del intento de suicidio de Katia! ¡Tú y Mariana tienen que ir con Fidel a la comisaría para ser investigadas!

Fidel pareció reaccionar también: —¡Es cierto, no pueden irse! Katia siempre ha sido bondadosa y se lleva bien con todos sus amigos. ¡Nadie más que ustedes, con sus celos irracionales, la provocaría de esta manera!

Sacó las esposas.

Me reí de su estupidez: —¿Acaso la caja tiene nuestros nombres o números de teléfono?

Fidel frunció el ceño: —No, pero...

—¿No hay cámaras de seguridad cerca de la casa de Katia? La caj
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