Hugo suspiró y, decidido, salió de la habitación de Lucía.
Unos momentos después, Hugo organizó la vigilancia de dos guardaespaldas de la familia Castro afuera de la habitación y se fue sintiéndose más tranquilo.
—¿Cómo pudo pasar esto? —Lucía estaba desesperada mientras veía alejarse a Hugo.
Justo en ese momento, se oyó un ligero ruido y una figura apareció saltando desde el balcón, entrando silenciosamente en la habitación.
—¿Quién es? —Lucía se sorprendió y estaba a punto de gritar cuando la persona la tapó con la mano, cubriendo sus labios tentadores y rojos.
—Lucía, soy yo —susurró Christian en voz baja mientras hacía un gesto para que se callara y luego retiró la mano de los labios de Lucía.
—Christian, ¿por qué has vuelto? —Lucía se sintió sorprendida y feliz al verlo, sin poder creer lo que veían sus ojos. Lo había visto partir antes, pero ahora, nunca hubiera imaginado que Christian regresaría de manera sigilosa y misteriosa.
—Tenía que asegurarme de que estuvieras bien —resp