Ahora, viendo cómo Christian no podía escapar de la suerte de ser confinado durante un año, Antonio sintió cierto alivio y satisfacción.
—¡Eso no puede ser! —exclamó Christian, con una expresión de desesperación en su rostro, al borde de las lágrimas. Incluso una sensación de desesperación comenzó a surgir en su interior.
—No es que no haya otra manera —explicó Pedro.
—Según las regulaciones pertinentes, si puedes contribuir de alguna manera al país, como beneficiar a la gente y la sociedad, o si has realizado méritos, entre otras cosas, el Grupo Dragón de Guerra puede eximirte del castigo —dijo Pedro después de reflexionar.
El acto de Christian al matar a Fernando esta vez había sido en defensa propia, por lo que el cargo era leve. Si Christian hacía alguna contribución a la sociedad, el Grupo Dragón de Guerra podría decidir ser más indulgente.
—Contribución al país... —pensó Christian, comenzando a vislumbrar una idea—. Si ofrezco algún tesoro al país, ¿eso cuenta como una contr