Amanda habló con calma, dejando a Catalina confundida. ¿Acaso había escuchado mal?
¿Amanda quería irse? ¿En serio?
La miró con recelo. —¿Por qué?
—No me gusta tu hermano y no quiero tener nada que ver con tu familia. Así que quiero irme. Pero él no me deja, y no tengo otra opción.
—¿Qué le diste a mi hermano? —Catalina respondió con frustración, mezclada con un poco de envidia.
Ojalá toda la preferencia de Jorge estuviera dirigida únicamente a ella.
Antes pensaba que Jorge ya la trataba de manera especial, que era única para él. Pero ahora se daba cuenta de que el verdadero objeto de su afecto y preferencia era Amanda. Lo que él le daba a ella era incomparable a lo que le ofrecía a Amanda: una devoción incondicional.
Catalina sentía celos, rabia y frustración, pero no tenía forma de cambiarlo.
¿Y ahora Amanda quería irse?
Si Amanda se iba, podría volver a ganarse el amor de su hermano, quizás volver a vivir juntos.
—¿Tienes alguna forma de ayudarme a salir? —Amanda, sin otra opción, re