Un día nuevo había comenzado, y las emociones iniciarían desde muy temprano, Adam, haciendo gala de su caballerosidad decidió llevarle el desayuno a la cama a su hermosa novia.
– Buenos días,vdormilona. Es hora de despertar – Exclamó él con la energía positiva que le caracterizaba.
– Oh, por Dios, con ese despertador si dan ganas de levantarse – Bromeó Adam. Colocó sobre la mesita de noche el desayuno que traía y corrió para abrazar a su novia que aún se encontraba sobre la cama.
Cielos, qué ganas de quedarme aquí contigo todo el día – Exclamó él con profunda sinceridad.
– Si no fueras un hombre tan ocupado, tal vez podrías hacerlo, pero como no lo eres, entonces te tocará salir a cumplir con tus múltiples compromisos mi vida –.
– Lo único bueno de todo esto es que ahora que seas mi asistente, podré tenerte pegada a mí todo el día, y espero que también en la noche – Susurró.
– Pero qué intensidad, señor Miller, creo que tendrás que darte un buen baño de agua fría, y yo otro por si las