En Suiza, Mariana disfrutaba de una espléndida cena al lado de Renato quien había reservado la mejor vista en el restaurante más lujoso de la ciudad y con ello había logrado sorprenderla; todo había mejorado significativamente desde la llamada de su madre, pues su esposo había regresado solo unos minutos después para decirle que había salido a hacer tal reservación.

— ¿Estás disfrutando princesa? — cuestionó Renato tomando la mano de su esposa.

Mariana sonrió. Quizás, había malinterpretado a su esposo; Renato parecía otra persona, le había comprado ropa y joyas de súper lujo, y la había estado tratando como la reina que era durante toda la tarde, el tan solo había estado cansado y agobiado por el largo viaje. Apretando la mano de su hombre, se cuestionó si Arianna estaba tan feliz como ella lo estaba en ese momento; había sabido que Leonardo había reservado un costoso hotel en México y que en ese país disfrutarían de su luna de miel, pero la sorpresa de su madre seguramente les termin