Sin embargo, el juego fue interrumpido por la llegada del profesor, lo que provocó que el grupo se apresurara para entrar a clases.
—¡Vamos, el último en llegar es huevo podrido! —exclamó Thomoe, incitando a sus hermanos a moverse más rápido.Pero el apuro resultó en una caída para Dan, quien terminó lastimándose las rodillas en su afán por llegar rápido.—¡Mis rodillas...! —murmuró Dan, sintiendo el dolor del golpe.Wilson y Thomoe, preocupados por su hermano, lo ayudaron a levantarse y caminar.—¡Dan, tú puedes! —animó Tete, lanzando porras desde la distancia para apoyar a su hermano.Entre risas y muestras de solidaridad, el grupo finalmente entró a clases, dejando atrás la travesura y la diversión momentánea en el patio.Wilson y Thomoe ayudaban a Dan a todos lados por su malestar en las rodillas.—Ponte a dieta —pidió WilsonDan, un poco avergonzado por el comentario sobre su peso, se defendió entr