85. No voy a perderla
Amir
Ese niño… Alá, no sé si es que estoy enloqueciendo, pero no puedo sacarme de la mente los ojos de ese pequeño, porque eran exactos a los míos, iguales a los de mi madre y eso hace que mi mente empiece a martirizarme porque no sé si me estoy inventando todo esto o realmente está pasando.
Y mejor ni hablar de Malek, pues su mirada es el vivo retrato de los ojos de Samira. Mi Samira…
Han pasado ya tres días desde que llevé a Aysha al hospital, Isaias me dijo que mañana debíamos volver a reunirnos, pero sinceramente mi mente no está concentrada en Karim, lo único en lo que puedo pensar en si Samira estaba o no embarazada y en si Aysha es Samira.
Dios mio, creo que ya ni siquiera yo mismo entiendo el enredo que se ha convertido mi mente, y es justo por eso que he pedido ayuda, porque mi objetividad en este caso no es la mejor.
La puerta de mi oficina se abre y veo Said entrando junto a un hombre que conozco bien, pues es el mejor investigador privado de todo el maldito continente.