Capítulo168
Aún así, al pensar en la cada vez más grave enfermedad estomacal de Jorge en estos últimos años, la señora Fernández no pudo evitar fruncir el ceño, mostrando su gran preocupación en su rostro.

El señor Fernández le habló con bastante indiferencia:

—Si estás preocupada, solo tienes que recordarle a Lucía un par de veces más que esté atenta. Ya es un adulto, si él mismo no cuida su salud, ¿qué podemos hacer nosotros? ¡Vaya, con ese mocoso travieso!

Al recordar la llamada telefónica que Lucía le había hecho, la señora Fernández no pudo evitar murmurar en voz baja:

—Lucía no puede controlarlo. Más bien, parece que Jorge está controlando a Lucía.

Al mencionar esto, el señor Fernández frunció el ceño.

—Entonces haz que regrese a casa a comer. No creo que Jorge lo rechazara.

Al escuchar las palabras de su esposo, la señora Fernández de repente tuvo una brillante idea en su mente y aplaudió:

—Tienes razón, tengo una forma de controlarlo.

Cuando Jorge se despertó, ya era muy tarde. Había dormi
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