Capítulo167
Después de un rato bastante largo, Lucía vio que la batería de su móvil estaba ya completamente cargada, así que desconectó el enchufe y caminó silenciosamente hacia la cama de Jorge. Colocó una bolsa de agua caliente debajo de las mantas, cerca del vientre de Jorge, y luego la ajustó con cuidado.

Al principio, Jorge se tensó un poco al sentir el ligero movimiento, pero luego sintió el calor en su abdomen y el dolor de estómago disminuyó considerablemente. Sin darse cuenta, se quedó profundamente dormido.

Al ver que él ya estaba dormido, Lucía salió de la habitación. Al bajar las escaleras, se encontró con los dos ancianos sentados en la sala de estar.

Lucía se apresuró de inmediato a preguntarles:

—Papá, mamá, ¿por qué están sentados aquí?

—¿Cómo está Jorge? —le preguntó la señora Fernández, con los ojos llenos de gran preocupación y enrojecidos por el llanto.

Al ver lo angustiada que estaba la señora Fernández, Lucía le dio una suaves palmaditas en la mano y le dijo:

—Está bien, ma
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