Amaneció, estaba ansioso por conocer a mi nueva sumisa. Tomé un baño, me puse las mallas de compresión y la máscara como siempre. Así que me acerqué a la escalera, miré hacia abajo y vi a Fabiano y Lana coqueteando. No puedo admitir que la mujer que vino a ser mía, se esté acercando a otro.
Me acerqué en silencio, antes de que ella se ofreciera aún más a él.
— No pones un pie fuera de esta casa sin mi permiso.
Ella me miró asustada, ordené a Fabiano para cuidar del servicio. Mandé que ella fuera a encontrarme en el cuarto y Ofelia la llevó, para comer en la cocina. Fui a la habitación, abrí la computadora y me quedé mirando mi álbum de fotos, viendo las fotos de mi esposa y cómo aún me duele su ausencia.
Cierro los ojos y aún puedo sentir el tacto de su piel, en la mía, el peso de su cuerpo sobre el mío. Daría todo lo que tengo por un minuto con ella y mis hijos, Lana llamó a la puerta y le pedí que entrara.
Su mirada era de terror, recorría todo el cuarto como si buscara una fuga. Aq