KIARA
Me apuro en subir las escaleras del hospital llegando a la sala de Kelly, el cristal grande nos separa, pero cuando me ve, sus ojos grises se iluminan irradiando aquella felicidad que tiene pegada en su piel de porcelana y me vuelve a saludar con la mano.
Esta muy pálida y más delgada, que me da miedo que se le rompa un huesito, pero esa sonrisa hermosa no la abandona nunca.
El doctor James y una enfermera están preparando todo para su trasplante. Diviso los tubos que le sacaron a Reagan en la operación y ese cosquilleo no desaparece. Porque no puedo dejar de estar más agradecida con Dios de haber puesto a mi esposo en el camino.
Reagan es el que le esta donando vida, a cambio de nada, que los ojos se me vuelven a humedecer, por ese corazón tan grande generoso que tiene con nosotras.
La vida me quito a mis padres, pero también me recompenso con otra familia, que me ama, que me apoya y que están conmigo en las buenas y en las malas, por eso y más supongo que la vida no está si