Me senté, en mi oficina. La verdad no hay cambio y la extrañé demasiado. No tenía un vientre alto, así que nadie noto mi nueva apariencia. Estaba con mi asistente y poniéndome al día con todo los papeleos. Sí que ella tiene mucho trabajo en la mano. Desde que me marche, las cosas han aumentado. Y otras han bajado. Pero aun de este modo ella tiene que ser muy hábil, tener todos esos documentos listos. Y que Alejandro se lo entre a Jack.
Estaba charlando con ella. Mientras una tortura, de esas mujeres, en mí. No me dejaba respirar cortamente. Es un tormento, saber que tienes varias personalidades, en ti y tienes que mantener todo, bajo un solo margen. Bueno, la que gobierna soy yo. No es todas esas a la vez.
Estaba boca abajo, cuando mi puerta fue tocada. Levante la mirada, es mi asistente y papa.
_ ¡Hola, papa, ¿cómo estás?!
_ ¡Yo, estoy bien, vine para verte, fui a tu casa y no estabas!
Bueno, en esa no sé qué responder. Me quede en silencio y solamente sonreí.
_ ¡Sabes, que