Capítulo 2.

Mi corazón está latiendo con mucha fuerza, mientras el rostro de mi jefe está a pocos centímetros del mío, mirándome fijamente a los ojos.

—Señor… ¿Casady? —pregunto tímidamente.

Nunca vi a mi jefe en persona, a mí me contrató la gerencia del edificio, y solo lo reconocí por las noticias o los periódicos, donde su rostro salía comúnmente.

Pero su aspecto no era bueno, no era el mismo hombre elegante y con una actitud serena que se veía en los noticieros, tenía la mirada perdida y la ropa mojada, mientras la ventana detrás de su escritorio seguía abierta de par en par, dejando entrar la lluvia y el viento.

—Señor Casady, por favor, ¿Podría levantarse? —le pido cada vez más incómoda.

De la forma que puedo pongo mis manos en su pecho, intentando interponer un poco de distancia entre nosotros, pero su cuerpo es mucho más grande y pesado que el mío, así que no consigo nada, manteniendo esta cercanía tan incómoda.

—Huele tan bien… —susurra él de pronto, acercando su rostro aún más al mío— October…

¿Acaba de llamarme por el nombre de otra mujer? Sé que no debería sentirme ofendida, pero aun así no puedo evitar fruncir el ceño, ladeando el rostro para intentar dejar de verlo.

El señor Casady es muy guapo, por eso recuerdo bien su rostro, no es el típico CEO de 60 años con aspecto de un abuelito malvado. El señor Casady está en sus treintas, con un cabello obscuro y los ojos negros, unos pómulos perfectos y rasgos muy masculinos. Todas las personas de la prensa siempre lo admiran por su aspecto hermoso y actitud serena, y ahora que estamos tan cerca puedo asegurar que los medios no se equivocan, es muy guapo.

Suelto un jadeo de sorpresa cuando siento una de sus manos en mi rostro, acariciando mi mejilla y pasando sus dedos por mis labios, ¡Esto es muy incómodamente romántico!

—¿October? —vuelve a insistir él un susurro.

Con su rostro cada vez más cerca del mío puedo entender mejor la situación, distinguiendo el inconfundible aroma del alcohol proviniendo de él, ¿No es muy poco profesional beber en la oficina? Me siento un poco decepcionada.

Sintiéndome muy avergonzada por los actos de este tipo, decido ser la persona madura en esta situación y detener esta locura.

—Señor por favor… —pido empujando su pecho con más fuerza, comenzando a apartarlo de mí para salir de ahí e impedir que me siga aplastando.

Prácticamente rodando para para poder salir de debajo del cuerpo grande de mi jefe, resbalo un poco por el piso mojado pero logro ponerme en pie con cierto esfuerzo. Sé que no puedo dejarlo así, ebrio y en el piso, pero no creo que me corresponda a mí hacer esto, así que pienso en salir de aquí para traer ayuda.

Sin embargo cuando intento alejarme de él, siento una de sus manos en mi brazo, haciéndome girarme en su dirección de inmediato. El señor Casady ha comenzado a ponerse de pie, y me está sujetando con mucha fuerza para impedir que me aleje.

—October, no dejaré que te vayas… —dice él con una voz algo aterradora, finalmente poniéndose de pie.

—S… Señor Casady… —digo tímidamente, intentando soltarme de su agarre— Creo que me esta confundiendo con otra persona, así que por favor deje que me vaya y traiga ayuda para usted.

—No, estoy seguro, eres tú, October… mi mate, mi Luna…

Una vez más me quedo pasmada, ¿Qué está diciendo? ¿Son palabras tontas de un ebrio?

Antes de que pueda intentar seguir razonando con él para que me suelte, mi jefe tira de mí con fuerza, haciéndome gritar y acercando mi cuerpo al suyo de forma estrecha.

—¡Señor Casady! —digo con la voz temblorosa.

Esto tiene que ser un sueño, ¿Cómo pude terminar en esta situación? Estoy en los brazos de mi jefe ebrio, el cual no deja de llamarme con el nombre de otra mujer, apoyando mi rostro contra su pecho fuerte y mojado por la lluvia, ¿No es esta una escena copiada de algún drama romántico?

—Hueles tan bien… Eres mía… —dice él acercando su rostro a mi cuello.

Un nuevo gritito escapa de mis labios cuando siento su respiración tan cerca, nunca he tenido novio, y este es el primer acercamiento romántico que tengo con un hombre, reaccionando con torpeza y mucha vergüenza con cada cosa que él hace.

Pero esto tiene que parar, sin importar lo incomoda que es la situación, tengo que recordar que él es mi jefe y lo importante que es este trabajo para mi familia, esto no puede pasar.

—De acuerdo señor Casady, creo que ya hemos hecho muchas tonterías por hoy, siéntese aquí y yo volveré con ayuda en un instante —digo forzando una sonrisa algo incomoda.

A pesar de lo grande que es mi jefe, que tiene casi el doble de mi musculatura y me lleva por varios centímetros de altura, consigo empujarlo de mi cuerpo hasta la silla de su escritorio usando toda mi fuerza, consiguiendo que él termine cediendo a soltarme, probablemente porque está muy borracho

Mi jefe cae pesadamente sobre su silla, luciendo algo desorientado, yo tomo esta como mi oportunidad, así que me sacudo las manos y me alejo de él, comenzando a pensar en la persona a la que debería llamar o donde dirigirme para pedir ayuda.

—No volverás a abandonarme, mi Luna…

Me giro algo confundida al escuchar esas palabras, viendo al señor Casady nuevamente de pie, mirándome fijamente al otro lado de la habitación.

Antes de que pueda decir algo más o si quiera razonar, algo increíble ocurre, en menos de un segundo el cuerpo de mi jefe se transforma, y mientras miles de pedazos de tela de lo que antes era su ropa caen al piso, un enorme lobo gris se posiciona sobre el escritorio, mirándome fijamente.

Yo suelto un grito, ¿Qué acabo de ver? ¡Estoy soñando! ¡Esto es una pesadilla!

Ya sin poder pensar, solo como un instinto, comienzo a correr en dirección a la puerta, queriendo escapar de esa cosa que creí que era mi jefe. Pero ese lobo viene detrás de mí, y antes de que logre salir de la habitación, el lobo me lanza al piso subiéndose sobre mí.

—¡Ayuda! ¡Alguien sálveme! —grito aterrada, cubriendo mi rostro con mis manos.

Mi mayor temor era que ese lobo me mordiera, ¡Era enorme! Estoy segura de que con solo una mordida podía arrancarme una mano o un brazo entero.

Pero el enorme animal no hace nada, solo me mira fijamente, como si pudiera entenderme. Yo sigo gritando aterrada, pero cuando cruzo mi mirada con la de ese lobo, por un instante creo ver la misma mirada que mi jefe tenia, ¿En verdad esta cosa es el señor Casady?

Mis más grandes temores se disipan cuando aquel gran lobo finalmente se baja de mi cuerpo y se hace a un lado, sin dejar de mirarme fijamente. Yo no lo dudo, y de inmediato me pongo de pie, saliendo corriendo de la oficina lo más rápido que puedo.

¿Qué acabo de presenciar? ¿Acaso esto fue un sueño de verdad?

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