Valentina.
— Caimancito, tu hijo es una belleza, pero poco hablador. — el moreno sonríe de lado por mi comentario.
— Su madre dijo que siempre fue así y Felipe dice que solo hay que dejarlo, que no tiene nada de malo que hable poco.
— ¿No será porque mi príncipe habla demasiado? — las carcajadas de Carlos inundan la camioneta, pero Donato continua serio, ajeno a mi platica sin sentido.
— ¿Me dirás que te pasa? — Don me ve y muerde su labio, aquí pasa algo grande. — ¿Desde cuándo no me tienes confianza? — Carlos nos ve por el espejo retrovisor de la camioneta, en silencio, nunca le gusta vernos discutir.
— No es eso… sé que te molestaras cuando te diga.
— Si lo sabes solo dilo y mi enojo pasara más ráp