MAYLA
—¿Cuándo piensan decirle la verdad a Martina?— le pregunto a Liliam. No me gusta formar parte del grupo de personas que le están ocultando que ella ya no puede combatir o la próxima vez morirá.
—No se, por más que quisiera decirle, no es mi deber, el deber es de Marcus y ya sabes cómo es él— Liliam me tomó de la mano— mejor vamos a casa y hagamos algo delicioso para cuando Marcus y Martina regrese— Asentí. En el fondo me daba mucha lástima.
Entramos a casa, pero yo hoy no había amanecido muy bien. En primer lugar me sentía un poco mareada y en segundo lugar, no se por que, pero sentía antojos de cosas ácidas y a la vez dulce.
Subiendo las escaleras siento un mareo terrible, siento que voy a caerme, pero me sostengo de la puerta.
—Mayla, ¿te pasa algo?— dice Liliam ayudándome a reincorporarme.
—No, siento que estoy muy mareada y mi cabeza me empieza a doler— cierro los ojos— no se, ¿Qué crees que pueda ser?— le pregunto.
—No me gusta para nada esto, así que mejor hay que avisarle