Capítulo Veinticuatro

– Bésame –le ordené.

Simplemente se levantó de su silla y se acercó despacio a mi boca, sus labios se deslizaban con dulzura por los míos. Sus manos reposaron en mis muslos, por momentos los apretaba, haciéndome erizar todos los vellos de mi piel.

– Eres hermosa, Elena– susurró sobre mis labios, tomó aire.

– Gracias –me sonrojé de inmediato.

Él sonrió sobre mis labios.

– Hazme el amor –dije separándome un poco de él subiendo mis brazos sobre sus hombros, con un tono seductor.

– Hace un rato te lo empecé hacer, Elena–siguió besándome.

Se estiró un poco más y llevó su mano derecha hasta mi nuca, metió sus dedos entre mi cabello.

–No entiendo…

– Ya lo entenderás, luego… – dijo susurrando.

Su mano izquierda, la posó sobre mi cadera. Sus besos se fueron intensificando al igual que la humedad en mi ropa interior. Se separó de nuevo de mis labios, y respiramos.

– Llévame a la cama –le ordené de nuevo. Se sien
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