Fabrizio
—¿Qué te hizo él? —pregunté, intentando controlar la rabia. Ella miró hacia sus manos, como si no quisiera recordar. No quería hacerla pasar por esto e iba a decirle que no importaba, cuando ella empezó a hablar.
—Él se acercó a nosotros. Estuvo ahí cada hora mientras el pintor hacía su trabajo. Al inicio quería aproximarse a mi padre; lo vi muy interesado en querer saber sobre los vampiros. Pero jamás me imaginé quién era él. Y cuando vi que conocía mucho sobre el tema, no pude evitar hacerle preguntas. Le pregunté por ti, si te conocía —comentó ella, y yo tragué saliva.
—¿Él te dijo que me conocía?
—Cada vez estaba más en la casa, envenenando a mi padre con información sobre los vampiros peligrosos, especialmente sobre ti. Decía que eras el peor de todos, y yo, aun así, no lo creía. Algo en esa vez que vi en tus ojos, aunque fuera de lejos, me hizo saber que no podrías ser malo.
—Debe haber sido muy difícil esconder esto de tu padre, lo que pensabas sobre los vampiros, sobr