Eran las 10:30 p.m. cuando Amélie aparcó su coche delante de la casa de los Dupont.
– Te agradezco sinceramente que me hayas acompañado, te lo agradezco mucho.
-No te preocupes, querida. Nuestra amistad nos obliga a ayudar.
- GRACIAS ! Al menos sabes que tienes que estar ahí para tu amigo cuando lo necesita.
– No te preocupes querida, nos vemos mañana.
-No te preocupes, te veré mañana.
- Está bien ! Ya que estamos de vacaciones, más vale aprovecharlas al máximo.
- Oh sí ! Nos vemos mañana querido amigo.
- Sí ! Buenas noches y besos a tu familia.
Emma, abriendo la puerta del coche, salió. Cuando salió, fue recibida por dos bombillas brillantes. Ella caminó hasta la puerta e insertó la llave en la cerradura. Ella lo empujó y entró al patio cuando su amiga ya se iba.
Al llegar a la sala de estar, Emma vio a su padre sentado frente al televisor, viendo un programa.
-Papá, ¿aún no te has acostado?
– ¿Cómo puedo dormir mientras mi hija Emma todavía está afuera?
– Lo siento papá, se me olvid