En el salón de Ferrari, la conversación entre madre e hijas siempre había continuado sin tabúes.
-Y yo estaba hablando contigo -continuó la madre. Érase una vez un joven que se enamoró de una joven. La muchacha era admirablemente bella. Ella era tan hermosa como una sirena. Impresionado por la belleza de la joven, el joven se acercó a ella y la cortejó. Poco después, la muchacha aceptó sus avances y el joven, que ya tenía un trabajo que le reportaba mucho dinero, hizo arreglos para que la chica se casara. Unos meses después, la niña quedó embarazada. Nueve meses después, el niño comenzó a moverse en su vientre y fue llevada al hospital. Ella dio a luz a un hermoso niño, pero desgraciadamente, ella misma no sucumbió.
- ¿Qué, qué consiguió? Florencia gritó como si la escena estuviera sucediendo al mismo tiempo que su madre le hablaba.
– ¡Nadie lo sabe!
- Ay dios mío ! ¿Y qué pasó después?
-¿Qué crees que pasará?
– ¡El joven debe ir a informar a los padres del fallecido!
- Entonces ! ¿Cr