Capítulo 104. La noticia del secuestro de Halley no tardó en explotar como dinamita entres todos los habitantes de los reinos del Norte y el Sur y aunque el Norte y el Sur eran enemigos jurados, ahora se encontraban en paz gracias al tratado que habían firmado Ada y Lukyan. Está vez no se trataba de la disputa por los territorios sino que dejaban de lado sus diferencias y se unían por algo más grande. Aquella pequeña portaba la sangre de sus reyes y ahora todo eso cambiaba. Sergey se encontraba revisando varios documentos en el despacho de Lukyan, cuando su teléfono sonó. Lo cogió entre sus manos y pudo ver que la llamada procedía de Lukyan. Y antes de descolgar ya supo que algo malo pasaba. La conversación fue corta pero precisa, Ada y Lukyan habían tenido una hija y alguien se la había arrebatado. Dejo los papeles sobre la mesa y salió del despacho a toda prisa. Ya habían pasado dos meses desde la partida de Lukyan pero su conexión era la misma que si estuvieran juntos. Habí
Capítulo 105. El aire en el bosque se sentía espeso, cargado era como estar respirando en una ciudad rodeada por la contaminación, además todo el bosque se encontraba en silencio, ese tipo de silencio que precede a una tormenta inminente. Todavía no había amanecido y ya llevaban varias horas de camino. Habían decidido ir a pie hasta allí y no llevar soldados con ellos . Lukyan avanzaba a grandes zancadas entre la maleza, su cuerpo se encontraba lleno de tensión, sus sentidos estaban afilados como cuchillas. Sergey caminaba a su lado, tan alerta como él. Talía cerraba la retaguardia, sus ojos vigilantes como los de una fiera salvaje. Y justo detrás, Ada. Aunque Lukyan se lo había prohibido al principio, ella no se quedó atrás. Nadie la iba a detener. La que estaba en peligro era su hija. Su propia sangre. Además qué ejemplo iba a dar ella como reina si se quedaba en casa simplemente esperando. —No hagas ruido —le susurró Sergey a Ada, mientras se agachaban cerca de una formación r
Capítulo 106. Ada nunca pensó que podía correr tan rápido. Ni que sus piernas, temblorosas, cansadas, llenas de moretones y raspones, pudieran moverse como lo hicieron en ese momento. Pero lo hicieron y vaya si lo hicieron. Porque escuchó algo que la sacudió por dentro. Que le partió el alma en mil pedazos y la volvió a juntar en un solo rugido. Ese llanto, el de su hija, "su bebé" Halley. Y no fue solo un llanto cualquiera. No. Fue ese sonido agudo, desesperado, que solo una madre reconoce. Fue como si la vida se le fuera en cada segundo que pasaba sin tenerla entre brazos. Como si el mundo se detuviera… o peor, como si estuviera a punto de explotar. La sintió antes de verla. Su cuerpo entero se tensó, su corazón se apretó como si algo se lo estrujara por dentro. Como si el alma le gritara: “¡Corre! ¡Ahora!”. Y eso hizo. Se lanzó contra la puerta rota de la cabaña como una loba sin control, sin importarle si había trampas, enemigos o consecuencias. Nada importaba. Solo Halley.
Capítulo 107. Habían pasado solo cinco días desde el rescate, pero para Ada se sentía como si hubiera vivido cinco vidas distintas. Cada una con sus propias heridas, sus propios silencios, sus propias decisiones imposibles. Ada se encontraba sentada en el pequeño porche de madera de la cabaña del bosque donde se habían refugiado temporalmente. Halley dormía adentro, en una de las camas improvisadas, abrazada a un oso de peluche que Talía le había comprado en una tienda del pueblo más cercano. Talía había conseguido impregnar el aroma de su madre en él y con ese osito junto a ella, conseguía tranquilizarse y dormir tranquila. Lukyan estaba en la cocina, preparándose un café que probablemente no tomaría. mientras Ada perdía su mirada en el horizonte. Buscaba una señal señal mágica del universo. Una señal que le indicara si había algún peligro, si Liam volvería a atacar pero no encontró nada. —¿Puedo sentarme? —preguntó Lukyan desde la puerta de la cabaña. Ella no respondió. Solo
Capítulo 108. El sol comenzaba a calentar con fuerza cuando Ada, Lukyan, Sergey y Talía llegaron a un pueblo. Este pueblo era bastante pequeño apenas si había construidas unas pocas cabañas de madera alrededor de una plaza polvorienta y dos tiendas que debían de sobrevivir gracias a la gente de paso No había mucho que ver, pero sí lo necesario para poder descansar una noche sin tener que preocuparse por nada y por nadie. Lukyan sostenía a Halley contra su pecho, envuelta en una mantita que Ada había reforzado con una protección ligera. Sin pretenderlo Ada había conseguido hacer un portabebés. Halley dormía profundamente al sentir el latido del corazón de su padre y su aroma. —No está tan mal este lugar —comentó Sergey, estirando los brazos. —No huele a guerra ni a problemas. Me gusta. —Tú dices eso de todos los pueblos donde hay taberna —se burló Talía, dándole un codazo suave en el pecho —¿Y eso es malo? pregunto Sergey levantando una ceja. Ada sonrió. Era la prim
Capitulo 109. Después de haber pasado la noche en aquel pequeño pueblo era hora de retomar el viaje, la siguiente parada sería su antigua Manada. Aunque ya sabía que ésta había sido destruida por los soldados de Lukyan, pero no allí exactamente donde SDS pretendía ir. Más bien quería llegar hasta su pequeña cabaña y reencontrarse con su padre. Había tomado la férrea decisión de perdonar y con ello poder avanzar en su vida. Ya le había dado una carta, se la dio el último cuando ella misma le pidió que se marchara del castillo. Esperaba que su padre la hubiera leído y se encontrará viviendo en su cabaña. También había hecho otra cosa y esperaba que todo saliera bien. Había engañado a su madre y le había pedido que se reuniera con ella en su vieja cabaña para hablar de unos asuntos importantes. Pero lo que realmente pretendía Ada era que su padre y su madre se reencontraran, cerrarán viejas heridas y quién sabe si hasta se pudieran dar una nueva oportunidad. Si ella había sido
Capítulo 110. Ada había dejado solos a sus padres en la cabaña, con la excusa de buscar el desayuno. No había sido una decisión fácil pero sí necesaria. Habían pasado demasiados años alejados, llenos de rencor y sin poder cerrar las heridas de sus corazones rotos. Ada estaba segura de que sus padres necesitaban hablar. Ella no tenía que estar presente, era lo mejor, una conversación entre adultos, sin testigos. Esa era la única manera de que ellos sacaran todo lo que llevaban dentro. Meredith había aceptado quedarse a regañadientes, y Henry, bueno… se notaba que estaba nervioso, aunque intentaba disimularlo con ese porte de Alfa que aún conservaba. La cabaña se sumergió en un silencio incómodo segundos después de que Ada cerrará la puerta. Meredith no dijo nada al principio, se quedó mirando por la ventana como si lo que estuviera pasando en el exterior fuera más interesante que ese hombre que una vez amó y que tanto daño le había hecho. —Mer... —empezó él, rompiendo el
Capítulo 111. El aire olía a pan tostado, café recién hecho y ese toque dulce que solo la cafetería de Susana tenía. Ada bajó la vista hacia Halley, que dormia tranquila en el pañuelo que llevaba atado contra su pecho, y una sonrisa suave se le dibujó en el rostro. A pesar de todo lo que estaba pasando, ese lugar seguía oliendo a hogar. Está era la última parada antes de llegar a su destino Ada queria despedirse de sus amigos. De los primeros que la acogieron sin pedir nada a cambio cuando se quedó sola, sin manada, sin rumbo y sin nada. Mientras avanzaba por la calle principal del pueblo, los adoquines le devolvían el eco suave de sus pasos. Cada esquina guardaba un recuerdo en su interior, pero fue al girar hacia la cafetería cuando él pecho se le apretó por la emoción. Recordó claramente el día en que Jack le sirvió aquella sopa humeante sin decir una palabra. Había llegado empapada por la lluvia, con el corazón hecho trizas después de que su padre Henry la hubiera echado de l