Eva.
Abro los ojos como platos y lo miro con el rabillo del ojo, ¿Qué diablos está haciendo? Llevo la mano hasta mi pierna y se la quito, este hombre es increíble. Eros hace presión y no me deja mover sus dedos que están a punto de tocar mi centro.
–Eros – susurro cuando Aaron se da la vuelta para atender al plan que Zoé está trazando en el tablero – ¡Suéltame! ¿Qué demonios haces? – susurro demasiado bajito.
–Verte tan enojada me excita, Eva. Destilas lujuria cuando alzas tu voz de mando – arrastra cada palabra y yo siento que los vellos de mi cuerpo se erizan completamente.
–Me interesa un carajo como te sientas, o me sueltas o te juro que le digo…
–¿Le dices a quién? – me interrumpe – ¿Acaso vas a decirle a Aaron lo que estuvimos haciendo anoche? ¿Vas a decirle que