Dalila
Dorian estaba en peligro y yo debía salvarlo.¡Chas!¡Chas!,unos rayos de luz salieron de mis manos y a los lobos malos se les quemó el trasero.
—¡Chupaos eso,desgraciados!—
Mi lobito, que curiosamente llevaba su torso al aire dejándome ver sus lindos abdominales,le dio una serie de puñetazos a los que quedaban en pie y los derribó.¡Que manera de moverse,como contoneaba esos brazos y ese abdomen.!
Entonces vino un pájaro gigante y se llevó a Dorian por los aires.
—¡Maldito!—
Pegué dos dedos a mi boca y soplé emitiendo un sonido que no había hecho nunca.Los Dalacars no tardaron en aparecer.
—¡Hay que perseguir a aquel pájaro!— me monté en el lomo de uno de ellos y echamos a volar.
Volamos durante un buen rato hasta que en lo alto de la montaña vi una especie de nido.
—¡Ahí es!— avisé al Dalacar.
Dorian estaba dentro del nido pero el pajarraco gigante también.
—¡Devuélveme a mi hombre!— ordené.Ella me graznó de vuelta.
Cuando iba a darle la mano a Dorian para tirar de él el pájaro