Un Gran Cambio
Lo pensó por un buen rato, llevaba sin dormir desde el día anterior, sus niños durmieron en el hospital, pero ella no había podido pegar un ojo en toda la noche. El largo viaje y hacer los arreglos para su estadía la habían agotado, quería tirarse en la cama y no levantarse hasta dos días más tarde. Después del almuerzo Meyrick invitó a los niños a dar un recorrido por los lugares. Kael se había marchado a su oficina por lo que estaba sola.
Recogió su cabello en una cola y cambió su playera por una más ligera. Iría por Helena, necesitaba hablar con su amiga. No estaba segura de contarle lo que había sucedido la noche que se escapó, pero sabía que no podría mentirle o inventar una excusa que fuera creíble. Se habían criado juntas, Helena era como su hermana mayor y mejor amiga, pero en cuanto a los temas que implicaban el amor o novios nunca fue buena compañera de charla.
Su frase siempre que hablaban era algo como: “El amor te hace blando, y cuando eres blando, sangras