— ¿Encontraste algo? — Bryan le pregunta a Adam, acababan de entrar a la oficina.
— Sí, no es nada concreto, pero nos basta para saber por dónde empezar. — dice Adam abriendo la libreta y escribiendo algunas contraseñas, donde abrió una carpeta con algunos archivos. — Encontré su cuenta en el extranjero, parece que ha estado depositando mucho, y las cantidades son altas.
— Hijo de puta. — Brian murmura.
— Se están aprovechando de tu estado para facilitar los traslados. — dice Adán.
— Está bien, que sigan pensando que estoy indefenso, eso será una ventaja. — dice Bryan.
— Esta bien señor. — dice Adán.
— No me llame señor, Adam, no somos compañía, y tú eres mi amigo. — dice Bryan. — Me siento como un anciano cuando me llamas así.
— Pero eres viejo. — dice Adam juguetonamente.
— Tengo veintisiete años, solo un año mayor que tú. — dice Bryan indignado.
— Si no es demasiado intrusivo, ¿cuántos años tiene su esposa? — preguntó Adán con curiosidad.
— Diecisiete años. — Bryan dice,