Dos días después estaba en la misma habitación que había visitado cuando llegué por primera vez a Los Ángeles, ahí mi madre me atendió, mimó y cuidó hasta que me pude levantar para caminar sin problemas, lo que me costó un mundo, pero las vendas compresivas ayudaron a favorecer todo.
—¿Te llamó Alessio? —preguntó mi madre mientras me ayudaba a bañarme en la magnífica bañera.
—No, dice que lo mejor es que descanse mucho, por eso decidió escribirme mejor.
Y sí que lo hizo…
Alessio: Me leí un libro de demonios que tienes en tu lista de deseos, más que todo por la curiosidad de entender qué era lo que tanto te llamaba la atención y debo decir que el toque paranormal, así como la mitología y fantasía de todo es