—¿Cómo estás?—Me dijo en cuanto me vió aún con esa mirada y agregándole una sonrisa.—¿Pudiste dormir?
—Si, muchas gracias.—Le respondí yo también con un tono amable.—La cama es muy cómoda.
—Me alegro mucho. Es lo que mejor que te puedo ofrecer ahora.—Avanzó para acercarse a la cama y sentarse.—Pero en cuanto estemos en la ciudad, podrás dormir cuanto quieras en una mejor cama.
—No hace falta eso —Le dije apenada.—Con que pueda ir a casa y ver a mi madre, con eso estaré bien.
—Ella está en perfectas condiciones.—Me dijo ahora un poco más serio.—La guerra no ha llegado a gran escala a la capital, aún así ordené el traslado de tu madre a una zona de bajo riesgo. Me comunicaron las personas que la cuidan, que ha tenido muchos avances, Incluso preguntó por ti.
—Me alegro mucho.—Salieron de mis ojos unas lágrimas de felicidad, al fin me llegaban unas buenas noticias.—Te agradezco tanto eso.
—No tienes nada que agradecer, lo hice con gusto.—Me tomó de la mano. —Ella es una buena mujer.
—Mi p