Capitulo 26

—Tranquila mi amor.—Dijo mientras el carro se estacionó.—Te dije que todo estaría bien. Aquí nadie nos va a encontrar.

Yo no podía creerle y mucho menos estar tranquila. Yo deseaba que nos encontraran pues quería irme con Esteban como lo había planeado.

Luis y sus hombres bajaron de la camioneta. Las otras dos llegaron enseguida y se sumaron a los compañeros que ya estaban ahí. Nuevamente me ví rodeada de muchos hombres armados con los cuales no estaba nada segura.

Dos de ellos me agarraron para bajarme por órdenes de Luis. Él se olvidó de mi para comenzar a dar órdenes y pedir que estuvieran todos atentos.

Se dirigió adentro para hablar a sus otras casas y verificar que no les estuvieran buscando.

A mí también me llevaron adentro y permanecí de pie en la entrada hasta que el jefe diera órdenes de qué hacer conmigo.

—¡Esos estúpidos ahora sí me la hicieron!—Gritó despavorido para sacar su coraje.—¡Pero me las van a pagar!

Se recargó en una mesa y ahí se quedó en suspenso durante vario
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