No salí de mi habitación en todo el día. No quería encontrarme ni con Alexander ni con Arlette. Alrededor de las cinco de la tarde, Mary entró en mi habitación y me dijo que debía empezar a prepararme porque pronto llegarían los invitados. Sin tener opción, fui al armario a buscar qué ponerme. En realidad, no tenía demasiada ropa.
Un vestido rojo con tirantes llamó mi atención y decidí ponérmelo. Claro que usaría una chaqueta del mismo color para cubrir mis moretones. Dejé el vestido sobre la cama y me fui directo al baño. Me di una ducha rápida y salí enseguida.
Me puse el vestido y lo combiné con unos zapatos plateados de tacón alto. Tomé mi bolsa de maquillaje y cubrí mis moretones lo mejor que pude. Me aseguré de que en el espejo no se notara nada fuera de lugar, y al ver el resultado, me sentí satisfecha.
Miré la hora en mi teléfono y palidecí al ver que ya eran casi las ocho. “¿Tanto me tardé?”, pensé, alarmada. Sin perder más tiempo, tomé mi chaqueta y salí de la habitación.