En un imponente y lujoso chalet en la cima de una montaña, un hombre se encontraba frente al espejo mientras unos diez sirvientes lo ayudaban a colocarse su traje de tres piezas.
—Señor Carttal, hemos encontrado a la dama misteriosa de aquella noche del Encanto Nocturno. Y debo decirle que es peor de lo que había imaginado —dijo su asistente. El hombre en el espejo frunció el ceño de inmediato.
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó, deteniendo el movimiento de los sirvientes.
—Señor… esa señorita es la esposa del señor Alexander Líbano —respondió el asistente, mientras se colocaba los lentes temblorosamente.
—¿Qué dices? —preguntó Carttal, incrédulo—. ¿La esposa de nuestro nuevo socio?
—Así como lo escucha, señor. De hecho, he investigado más a fondo. Descubrí que desde pequeña fue entrenada para ser la joven señora de la familia Líbano. Pero, al parecer, ese matrimonio es solo un teatro, ya que la hermana menor de la señora Aslin es la verdadera pareja del señor Alexander —expli