Capítulo XXIV No me ayudes amiga.
Kimberly.

Llevé a mi "queridísima" amiga, al exterior, sin saber dónde estaba, me sorprendí cuando me vi en una terraza preciosa rodeada de rosales de todos los colores, que daba al jardín y al final del mismo, se veía la piscina con un edificio grande a su lado.

-" ¿Qué es lo que pretendes Yvaine Stewart, actual señora Miller? ¿Casarte te ha afectado al celebro o algo?"- le pregunte enfada.

-" No, ¿Por qué lo crees?"- me dijo la desconocida Yvai, haciéndose la inocente.

-" No sé quizás porque, ¡pretendes casarme con el ayudante de tu marido! ¿Qué bicho es le ha picado, Yvaine? Ahora como eres una mujer casada, piensas que todo el mundo, debe casarse. Te recuerdo que, hasta hace poco, ni querías oír y hablar del gran y maravilloso Norman Miller, terminabas amenazándome con no ver más a los pequeños, si te decía algo sobre él, y no hablemos como te ponías, cuando te sugería que le contarás que era el padre de los gemelos.

De repente, de la nada, decides que todos debemos estar casados,
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