DAVID
—¿Dónde estaba? —pregunto, mi voz temblorosa por la tensión acumulada.
—Lo encontraron escondido en una casa en las afueras de la ciudad. Parece que intentaba huir, pero llegaron justo a tiempo. Ahora lo tienen, eso es lo importante, lo tendrán bajo interrogatorio.
—¿Interrogatorio? —exclamo con irritación. —Ese maldito ya debería estar encencerrado, no merece derecho a réplica.
—Así es el procedimiento, David, sabes algo de eso.
—Entonces necesito verlo, Samuel. Tengo que estar allí.
—Lo mejor ahora es que estés con Andrea, ella y en tus hijos te necesitan ahora. Lo más importante es que estén seguros y que Andrea se recupere. El detective está haciendo su trabajo.
Respiro hondo, tratando de centrar mis pensamientos. Samuel tiene razón. Debo enfocarme en Andrea y en mi familia. Pero la rabia y la necesidad de enfrentar al culpable son abrumadoras.
Sin embargo, ella no quiere saber nada de mí ahora, y no le voy a contar a Samuel, así que eso me lo guardo, igual su sobrina le con