Estoy aterrada, por unos minutos me quedo congelada mirando a Alex sin saber qué hacer. Por el intercomunicador escucho a los gemelos llorando a todo pulmón como si supieran que algo grave le ha sucedido a su padre.
¡Nerea, recomponte! Tienes que hacer algo para ayudarlo.
Con todas mis fuerzas comienzo a moverlo hasta lograr subirlo al sofá. Le reviso la cabeza con suma delicadeza para comprobar que no se haya dado un golpe grave.
De inmediato, tomo el teléfono y llamo a emergencias. Tienen que venir a atenderlo en cuanto antes.
Él estaba perfectamente bien cuando entró por esa puerta, estaba feliz. No tengo idea de qué le pudo haber sucedido para que, de un momento a otro se pusiera tan mal.
- ¡Alex! –lo llamo dándole unos toquecitos en su rostro a ver si despierta, pero nada
Para mi suerte, los paramédicos llegaron en cuestión de pocos minutos. El alivio recorrió mi cuerpo de forma inmediata. Corro hacia la puerta y la abro dándole paso a los médicos para que comiencen a examina