Marlene despertaba a Francesco, quien con dificultad abría los ojos.
Después de varios meses, anoche había experimentado dolor de cabeza otra vez, todo gracias a esa otra mujer, Alice.
Ahora con resaca debía afrontar otra reunión entre dos familias que se odiaban en secreto, pero que en unas semanas se unirían para siempre.
— Buenos días.— dijo Francesco al llegar al jardín, los padres de Zia aún no llegaban, solo estaban Luke y su novia en la mesa, acompañando a la futura señora Rucci.
— Buenos días.— dijeron al unísono Luke y su novia, pero Zia no lo hizo.
Este era el colmo de los descaros, para Francesco no era suficiente la humillación de anoche, al confesarle a su hermano Mike que solo bastó ver a los ojos a aquella mujer para sentirse mil veces más atraído que por su prometida.
Así que Zia se levantó de su asiento y se sentó en las piernas de Francesco, estampando un beso con frenesí en los labios de este. Cualquiera afuera de esta relación pensaría que era un beso de dos