310. REVELACIONES.
Santiago se despierta en la mañana y ve a Susan mirando su teléfono, como si no pudiera creer lo que acaba de escuchar al responderlo. Se pone de pie y lo tira contra la cama furiosa al tiempo que grita.
—¡Maldita, maldita! ¡Te mataré con mis propias manos, te mataré!
—Susi cariño, ¿qué es?
—¿Encontraste esa condenada mujer ayer y no me dijiste nada? — le grita a Santiago que no sabe qué responder. —¿Qué pretendes? ¿Vas a volver con ella?
—Susi cariño, espera no es eso, no es eso —Reacciona Santiago poniéndose de pie y va y la abraza rápidamente repitiéndolo una y otra vez— no es eso cariño, no es eso, ven siéntate deja que te explique.
—¿Para qué la quieres? — pregunta Susan todavía furiosa.
—Para matarla — le responde fríamente Santiago. —¡Quiero matar a esa maldita mujer por lo que le acaba de hacer a nuestra hija! ¡Por lo que nos hizo a nosotros!
—¿A qué te refieres? ¿Qué le hizo a mi hija ahora esa maldita?
Santiago es entonces que se da cuenta de lo que acaba de decir. Despu